Al amigo
Amabas la palabra
que en suave luz se quema
y el dulce abracadabra
de un sueño y un poema.
Amabas al amigo,
a la guitarra mansa
fue el tiempo tu enemigo
y el tiempo nunca alcanza.
Amabas los paisajes
tejidos por la lluvia
cuando era más sencilla
la vida y el coraje,
te daba diariamente
una esperanza rubia
la de ir amando el viaje
tan solo por el viaje.
Amabas lo más puro
lo más simple y humano
el dulce vino oscuro
y el pan de cada mano.
Amabas lo más bello
la estrella despeinada
y el peso de un cabello
tendido en una almohada.
Amabas la ternura
de ver la luna llena
cuidando la cintura
de tu mujer amada
y el tibio claroscuro
mojado por la pena
de ver que tanto sueño
se queda en poco y nada.
Amabas las canciones
que oías tan de a poco
cuidando tus razones
de mágico y de loco.
Es hora que te vayas
cuidándote tu olvido
que pocos se dan cuenta
cuando un amigo calla.
Tal vez alguna tarde
después que te hayas ido
una mujer te encuentre
soñando en una playa.
(Letra: Carlos Barocela)
que en suave luz se quema
y el dulce abracadabra
de un sueño y un poema.
Amabas al amigo,
a la guitarra mansa
fue el tiempo tu enemigo
y el tiempo nunca alcanza.
Amabas los paisajes
tejidos por la lluvia
cuando era más sencilla
la vida y el coraje,
te daba diariamente
una esperanza rubia
la de ir amando el viaje
tan solo por el viaje.
Amabas lo más puro
lo más simple y humano
el dulce vino oscuro
y el pan de cada mano.
Amabas lo más bello
la estrella despeinada
y el peso de un cabello
tendido en una almohada.
Amabas la ternura
de ver la luna llena
cuidando la cintura
de tu mujer amada
y el tibio claroscuro
mojado por la pena
de ver que tanto sueño
se queda en poco y nada.
Amabas las canciones
que oías tan de a poco
cuidando tus razones
de mágico y de loco.
Es hora que te vayas
cuidándote tu olvido
que pocos se dan cuenta
cuando un amigo calla.
Tal vez alguna tarde
después que te hayas ido
una mujer te encuentre
soñando en una playa.
(Letra: Carlos Barocela)
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