Nocturno
Crecimos, ella empezó a trabajar
en una farmacia del Cordón,
Salía a las siete y en alguna ocasión
arreglaba mis cosas para irla a buscar;
me pasaba en la vidriera para verla despachar,
menudita y rubia en el blanco almidón
y eran tales sus gracias y mi metejón
que no había caso y me ponía a fumar.
Bajábamos del bondi en la otra parada
ganando dos cuadras para caminar
y mirando atentos que nadie viera nada
en los racimos de sombra íbamos a ocultar
que ella se limpiaba la boquita pintada
y aquello era una de besar y besar . . .
(Letra: Mauricio Rosencof)
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