Abril
No es invierno ni es verano;
es un otoño reciente.
Abril tiene el aire suave
de una nostalgia muy leve.
Cobrizo de arena y aire,
dorado de cobre y frentes,
llega inventando perfiles
que son, de tan transparentes,
pronunciamientos de otoño
sobre un paisaje que muere.
Abril tiene el aire frágil
de una aventura de nieve.
El porvenir del verano
encuentra en abril su suerte.
La arena insiste en dorarse
y el plátano, que no puede,
se va plateando en silencio
porque de plata es su frente.
Y en tanto las cortaderas
murmuran al aire breve
les van creciendo penachos
por donde el viento les ruede
cuando el ballet del otoño
se resuelva y les comience.
Renacimiento del cobre.
Tarde de abril incipiente.
Siempre hay alguien que camina
pués siempre hay alguien que vuelve
para encontrarse en el tiempo
con su tiempo adolescente.
Siempre hay alguien que conoce
la manera en que desciende
el sol detrás de los pinos
o el modo en que a veces llueve
una llovizna de cobre
sobre los últimos verdes.
(Letra: Carlos Barocela – Estaciones de un paisaje)
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