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Homenaje al Dr. Claudio Gustavo Dadic

Octubre

Carlos Barocela
Del libro Estaciones de un Paisaje

Un festival de amarillo
que organizan los acacios
se inaugura lentamente
como si yendo despacio
pudieran asegurarse
la certeza del verano.
Y el aromo contribuye
con su redondo dorado.
Corazón de primavera
se nos va abriendo en la mano.
Octubre viene viniendo:
el mar se elige plateado
y los pinos perseveran
en su verde fresco y alto
mientras el álamo eleva 
su perfil acostumbrado

Por las calles de la Villa
vamos andando despacio;
el tiempo no tiene apuro
aunque ya lo tenga el año.
Octubre viene de lejos
y nos encuentra cercanos
mientras miramos en calma
escaparates cerrados
o escaparates abiertos 
que nos cuentan del verano

El suelo de verde verde.
El aire de azul callado.
Y los recuerdos antiguos 
se hacen futuro, que vamos
averiguando en el cielo
la promesa del verano.
Un álamo nos vigila
en su altura encaramado
y el aromo, precavido,
nos avecina sus ramos
redondos de un terciopelo
amarillo como el cuarzo.

Y hasta el ciprés que ha nacido
demasiado mesurado
se arrepiente de su ceño
y ya casi avergonzado
mece su altura de viento
como buscando un abajo
donde la vida recuenta
los pormenores del canto.
Porque octubre es diferente
entre los meses del año
Octubre tiene nociones 
que parecen de muchacho
por la avidez de su cielo
y su locura de pájaro.

Por su frecuencia de luces
y su cielo exagerado.
Por su clamor y su fiesta.
Por su milagro de acacios.
Octubre tiene, en la Villa,
la dictadura del año

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