Al final
Cargo culpas de todos mis amores
-lo confieso ante los ojos de la vida-
y por eso no me quejo de la herida
ni las cuentas que me cobran los errores.
Entre sombras y fugaces resplandores,
con promesas de volver (en las partidas)
se me fue la primavera, distraída.
No me duelen las espinas, si las flores.
Hoy habito las esquinas de tu olvido
donde siempre vivirá lo que no ha sido,
donde rezan, su misal, las esperanzas…
Para ser el que al final hube querido,
el que tanto me pediste y no he podido,
una vida, solamente, no me alcanza.
(Letra: Gustavo Machado)
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