Barriletes
Tarde antigua con sabor a pan
y a ciruelos que ahora no están,
lenta siesta de un lento verano
con molino moviéndose en vano
y paloma subrayando el cielo
en un tibio vuelo sereno y lejano .
Tarde tibia con gusto a cristal
y el asombro de un niño al final,
lenta pausa del tiempo y la vida
que en la infancia quedó detenida;
qué secreto la acerca a mi lado
si a veces callado la vuelvo a buscar.
Barriletes que cruzan el cielo
con la vida pendiente de un hilo
y que a veces en vez de su anhelo
encontraban la rama de un tilo.
Y a lo lejos un rumor de trenes
invitando a la magia de un viaje
por lejanos y alegres andenes
donde nadie precisa equipaje;
qué fragancia que tiene la infancia
si el hombre callado la vuelve a buscar.
Tarde clara con niño y jazmín
distrayendo el color de un jardín
y a la sombra cordial de una higuera
un silencio con gusto a madera
y a frescura de pasto reciente
jugando en la frente de un niño cualquiera.
Barriletes que cruzan el cielo
con la vida pendiente de un hilo
y que a veces en vez de su anhelo
encontraban la rama de un tilo.
Y a lo lejos un rumor de trenes
invitando a la magia de un viaje
por lejanos y alegres andenes
donde nadie precisa equipaje;
qué fragancia que tiene la infancia
si el hombre callado la vuelve a buscar.
(Letra: Carlos Barocela)
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