Blogia

Homenaje al Dr. Claudio Gustavo Dadic

Agosto

Carlos Barocela
Del libro "Estaciones de un Paisaje"

Nube y pino. Viento helado
cortándonos la mirada.
Agosto reza en silencio
sobre el mercurio del agua
en tanto un tamarisco
se suicida por la playa.
Temblor de duna desierta.
Misterio de luna baja.
Los fantasmas del verano
se avecinan a las casas
y recortan los cristales
helados de las ventanas.

Sobre el pinar una sombra
mece su rostro fantasma:
luna roja del invierno
que va rodando la extraña 
piedad de su laberinto
sobre el cristal de la escarcha
con una nube a su lado
y un árbol en su mirada.
Luna llena de presagios.
Luna distante y amarga.
Luna de agosto parece
una bruja embarazada
que interroga los cipreses
y desnuda las acacias.

Invierno. Pino. Agonia
de los caminos sin nada.
Viento de zinc y misterio.
Cortadera despeinada.
Agosto tiene en el fondo
del corazón una vaga
costumbre de olvido y muerte
y una constancia de espada.

Agosto. Leña. Tibieza
del alcohol y la guitarra.
Alguien cantó en el verano.
Alguien en agosto canta.
Un cigarrillo se enciende
y un cigarrillo se apaga.
El amor se quedó lejos.
La amistad alcanza y basta
para vencer al denuedo
con que el inverno amenaza

Agosto. Alcohol. El amigo 
escucha escucha y a veces habla.
(Todos tuvieron su niña
y todos, también su infancia)
Y en tanto la noche crece
y la luna se derrama
alguien que cantó en verano
también en agosto canta.

(Muchas gracias Daniel Altopiedi)

Julio

Carlos Barocela
Del libro "Estaciones de un Paisaje”

El invierno ha declarado
su egoísmo de colores.
Julio anda por todo el aire
y en el rostro de los hombres.
Camino junto a la orilla
de un mar que niega su nombre
sin barco y sin espejismo
que me mienta el horizonte.
Camino, sencillamente,
por una arena sin donde
y un cielo casi sin cuando
donde la luna se esconde.

Sobre esta playa la amaba.
Sobre esta arena su nombre
quedó escrito alguna tarde
con mano de dos colores.
Sobre esta orilla sin nadie
fundamos un horizonte
de dunas acongojadas
y de adúlteros reproches.
Sobre esta arena, la misma 
donde miramos un Norte
de peces y cortaderas.
Sobre esta playa sin donde.

Si la miro desde lejos
se me aparece de pronto:
niña de pechos azules
bajo un cielo tan enorme
que nos llenaba la sangre
de eternidad y de noche.
Si la miro... pero el aire
va escondiendo su reproche
y apenas un tamarisco
finge su cuerpo sin hombre.
Niña de pechos azules:
julio ha borrado tu nombre
y soy consorte del aire
y del miedo soy consorte.

Por eso: ¿cómo decirte
la enormidad de esta noche?
Los árboles se acongojan
y el Faro, en el Sur, se rompe.
El mismo Faro que vimos
cuando el aire era más noble
y yo andaba por tu cuerpo
niña del mar: que mi nombre
te quede escrito en el vientre 
que compartí con la noche.
Porque el invierno declara
su ajena oración de monje
y los pinos se disfrazan
de luto en el horizonte.
Porque julio se ha venido
tan de adentro y tan de golpe
que no sé cómo decirlo
de un modo que no te asombre.

Me estoy muriendo de tiempo
sobre el vientre de la noche.

(Muchas gracias Daniel Altopiedi)

Junio

Por la Cruz de Sur arriba
y por el faro a lo lejos
junio se acerca escondido
en la orfandad de los cercos.
Un plátano lo contempla
y un pino mira con miedo:
Junio se acerca y se anuncia
embajador del invierno
en tanto un mar de mercurio
besa una playa sin dueño
y el cielo se pone luto
sobre su costado izquierdo.

Arboleda vergonzosa
de su desvestido cuerpo.
Charco de lluvia frecuente.
Conocimiento del tiempo.
Contra las puertas cerradas
sobre el refugio del fuego
una Quinta Sinfonía
toca su destino incierto.
Y el aire se queda inmóvil
para engañar al silencio
mientras ve pasar las nubes
tocando a muerte y misterio.

Junio turbio. Junio oscuro.
Junio de perfil molesto:
a las cinco de la tarde
la tarde deja su puesto
para dar paso a una noche 
de fantasmas y recuerdos.
Noche que quiebra cristales
y un mar que grita a lo lejos
un concierto sospechoso 
de bajos y violoncellos
en tono menor y oscuro
en tono menor y muerto
(Concierto en luna menor
para violín y misterio.)

Un hombre mira el verano
desde el gris de su destierro
y recuerda besos duendes
que fue borrando el invierno
Un hombre de hombro cansado
que mira crecer el fuego
desde el borde de una copa
con alcohol y con secreto.
Porque junio enciende antorchas
sobre el cristal del recuerdo.

¿Quién se anima ir a la playa?
¿Quién puede bajar el lento
camino que se aprovecha
del corazón del invierno?
¿Quién soporta tanta ausencia
y tanto pájaro muerto?
¿Quién es capaz de la noche
que se puebla de silencio
si las calles se han hundido
y más allá de los lejos
junio se anuncia y se nombra
embajador del invierno?

(Por la Cruz del Sur arriba
y por el faro a lo lejos
junio acerca su demencia
de pinos y álamos muertos)

Carlos Barocela

(Del libro Estaciones de un Paisaje)

(Muchas gracias Daniel Altopiedi)

Angeles somos

Amanece noviembre,

bajan del cielo

ángeles niños para pedir,

traen en sus maletas muchas melodías

que por chipacitos habrán de escuchar.

Son ángeles tomos que llenan las calles

gorriones sin tiempos en su divertir,

hermosas costumbres que vienen de antaño

que aún en mi pueblo no quieren morir.

"Esta casa si que es linda",

por eso nos dieron tanto;

la visita, angelitos

y los dueños son los santos.

Angeles somos del cielo

que bajamos a pedir

"colación, colación,

colación, la bendición!".

(Autores: P. Azzano; E. Miño y E. Fernández)

Piñata

Los que se esfuerzan tras la venda

pretenden detectar el objetivo

que pende de una piola basculante

en el centro de aquél círculo de niños.

 

En puntitas de pie trastabillando,

jadeando al descargar cada mazazo,

el niño busca un golpe que certero

desparrame sorpresitas por el pasto.

 

Detrás de aquél pequeño agazapado

los otros niños ya palpitan la caída

y alientan y acompañan cada golpe:

más fuerte, más abajo, más arriba.

 

La piñata, al fin, estalla hecha jirones

desparramando su arsenal de fantasía

sobre la turba expectante que gritando

la toma por asalto en la gramilla.

 

Es a suerte y verdad aunque está claro

que el tamaño de la mano siempre importa,

de última, nos vamos preparando,

la vida está repleta de estas cosas.

 

Por eso nunca me han gustado las piñatas,

metáfora brutal de nuestros días,

donde hablar de sumar parece extraño

y tendernos la mano una osadía.

 

(Letra: Eduardo Larbanois y Mario Carrero)

Hipnotismo de un flagelo

Me verás volar, por la ciudad de la furia
por culpa de tu amor indiferente.
Me has hipnotizado de un flagelo dulce tan dulce
que ahora no puedo vivir sin él.

 

Voy con una flor que me regalé yo
ya que si la hubiera esperado de vos,
la hubiese esperado eternamente...
como aún te espera a ti.

 

Fosforescente en mi interior, viajé hasta otra

dimensión, me amó su núcleo
aunque luego me abandonó.
Siento que cuando llegue hacia la estación

habré llegado a tu corazón,
aunque no es tan fácil llegar ya que tu coraza

me lo impide.

 

Permíteme llegar . . .
los fantasmas ya me imploran cruzar ese umbral,

aunque tu muralla vire en tempestad
prefiero intentar cruzarla y morir en el intento
que vivir sin poder amarte.

(Letra: Agustín Prada Errecart)

 

Humano y vivo

Camino entre la gente, 
latigazos de sangre me surcan la cabeza, 
siento que me acorrala de pronto la tristeza,
y mi pecho es campana de pesados latidos,
entre todas las cosas lo bueno es estar vivo.

Me siento frente al río,
y unos ojos que pienso me dan su compañía,
miro el pasto aferrarse con ardor a la tierra,
siento el verde, los ojos y el río adentro mío,
entre todas las cosas lo bueno es estar vivo.

Converso con mi amigo,
y escucho de sus labios historias de oficina,
miro como sus gestos escriben en el aire, 
y juntos nos reímos de miedos compartidos, 
entre todas las cosas lo bueno es estar vivo.

Me sumerjo en el diario,
y siento a flor de tintas un fuego de volcanes,
vuelo a través de nombres, ciudades y mentiras,
hay un cielo queriendo escapar del olvido.

Y me pienso y me río,
me canso y me enamoro,
dos caderas me llaman y mil ruidos me aturden,
la injusticia me mata,
tu voz me resucita, 
la mente me sorprende con extrañas jugadas,
todo es inexplicable, todo tiene sentido.

Y siempre al fin de cuentas es bueno despertarse, 
saborear una lágrima, buscar un imposible,
sentirse humano y vivo.

(Letra: Juan Carlos Muñiz)

Mayo

Apático e indeciso
entre ser de un modo u otro
mayo promete el invierno
sin dejar de ser otoño.
En la mañana temprano
se lo descubre de pronto
con su costumbre de escarcha
practicando en los contornos:
cuando va inventando heladas
sobre la piel de los troncos
o poniendo una bufanda
blanca al cuello de los olmos.

Mayo gris. Mayo celeste
pero celeste de un modo
tan heredado del hielo
que no es celeste del todo.
Mayo para ir recorriendo
un aire brusco y rugoso
en que los árboles altos 
se mecen codo con codo,
cuando los pájaros tratan
un canto sin alboroto
y las cortaderas-niñas
tienen el pelo canoso.

No obstante la edad del año
mayo es casi cauteloso:
lleva un cuchillo escondido 
debajo del sobretodo
y un vicio de lana opaca
en el fondo de los ojos.
Cuando se tiende en la playa
bajo su cielo sin hondo
todo el aire lo recorre
desde la pena al asombro
y una confianza de arena 
le baila sobre los hombros.
Mayo es un niño que muere
antes de haber visto todo
por eso muere de blanco
con una flor en el fondo.

¿Alguien lo ha visto en la Villa?
Yo lo he visto con mis ojos
enredado entre las ramas
que vació su propio antojo.
Apático e indeciso
entre ser de un modo u otro:
ya prometiendo el invierno
sin dejar de ser otoño.

(Letra: Carlos Barocela; del libro "Estaciones de un paisaje" (Romances de la Villa) 

 

O grande amigo

Era um rapaz, olhos claros bem azuis
andava só com uma gaita em sua mão
ouça nossa linda canção.

A vida é feita de estradas
são caminhos diferentes
precisamos caminhar,
às vezes nas curvas do destino
precisamos de um amigo
que possamos confiar.

Pois sempre por aí um temporal
ou um forte vendaval
nos impede de passar,
foi num desses temporais da vida
vi na estrada, uma saída
um amigo exemplar.

Este amigo que estamos referindo
chegou igual uma estrela enviada lá do céu
igual acordes que o menino da gaita
fez no canto do poeta do "Coração de Papel"

É um grande amigo no amor e na grandeza
o seu voto de certeza
me deu mais inspiração,
Deus te proteja e te livre do perigo,
estarei sempre contigo
meu amigo, meu irmão.

(Letra: Sergio Reis - Goiano & Paranaense)

Olor a pasto verde

Olor a pasto verde
ay qué fragancia linda !
andar por el verano
muchacho todavía;
trepar el árbol alto
mirar la tarde limpia,
y regresar a casa
de descubrir la vida.

Vivían los abuelos
en un tiempo sin prisa,
quedaba el horizonte
muy lejos todavía;
hacerme carpintero
pensaba cuando grande,
y hallar en la madera
la veta de mi padre.

Después se vino el hombre
para inventar mis días,
y se quedó el muchacho
sin una despedida;
crecimos con el tiempo
luchando con la vida,
y olor a pasto verde
hoy siento todavía.

Amigos de la infancia
doblaron en la esquina,
tal vez no habrá regreso
para un camino de ida;
el Chochi con la muerte
se fué con tanta vida,
y nos quedamos solos
de infancia dolorida.

Después se vino el hombre
para inventar mis días,
y se quedó el muchacho
sin una despedida;
crecimos con el tiempo
luchando con la vida
y olor a pasto verde
hoy siento todavía.

A golpes con la suerte
después de cada herida,
olor a pasto verde,
ay qué fragancia linda!

(Letra: Eduardo Cerrillo)

Otras cosas que también

Van a ser las cosas al fin las que te irán
encaminando el camino.

Van a ser también otras cosas las que irán
predestinando contigo...

El equilibrio del alma para amar,
el eco del grito callado,
la resistencia de la persistencia,
el peso de amor que lleva
el precipicio de los juramentos,
lo mucho de casi nada
y el mítico tormento de la sencillez complicada.

El horizonte que se desvanece,
el cómo .. del otro lado,
el universo que te permanece,
el triste recuerdo olvidado,
la solitaria forma de encontrarte,
el sueño desencontrado,
lo mismo diferente y el amor desamorado.

Y otras cosas más,
con otras cosas más
con su subir y su bajar.

Cosas claras,
cosas de la oscuridad,
cosas de tu verdad.

(Letra: Santiago Feliú)

 

Abril

No es invierno ni es verano;
es un otoño reciente.
Abril tiene el aire suave
de una nostalgia muy leve.
Cobrizo de arena y aire,
dorado de cobre y frentes,
llega inventando perfiles
que son, de tan transparentes,
pronunciamientos de otoño
sobre un paisaje que muere.
Abril tiene el aire frágil
de una aventura de nieve.

El porvenir del verano
encuentra en abril su suerte.
La arena insiste en dorarse
y el plátano, que no puede,
se va plateando en silencio
porque de plata es su frente.
Y en tanto las cortaderas
murmuran al aire breve
les van creciendo penachos
por donde el viento les ruede
cuando el ballet del otoño
se resuelva y les comience.

Renacimiento del cobre.
Tarde de abril incipiente.
Siempre hay alguien que camina
pués siempre hay alguien que vuelve
para encontrarse en el tiempo
con su tiempo adolescente.
Siempre hay alguien que conoce
la manera en que desciende
el sol detrás de los pinos
o el modo en que a veces llueve
una llovizna de cobre
sobre los últimos verdes.

(Letra: Carlos Barocela – Estaciones de un paisaje)

Marzo

Se van los últimos rostros
con las primeras crecientes
y hace un alarde de espejos
el cielo con sus celestes.
Sobre el paisaje desierto
una gaviota desmiente
su rectilíneo abandono
y curva su vuelo verde
Marzo azul, marzo dorado
de verano que se muere.
Los tamariscos preparan
una fiesta de juguete
y el aire en las cortaderas
ata pañuelos agrestes.
Marzo azul, marzo dorado.
Verano que se desmiente
y otoño que se avecina
prodigándose en crecientes.

En la playa un espejismo
de nombres que van y vuelven
habla de amores perdidos
bajo la luna frecuente
porque el mar es sentencioso
y el tiempo no se arrepiente.
Y hay una duna redonda
y un corazón que se muere
de muchacha recorrida
desde la noche hasta el vientre.

Marzo azul, marzo dorado.
Pescador de caña leve.
Vagabunda hechicería.
Nostalgia de pino verde.
Por las calles apagadas 
que se desnudan de gente
alguien contempla el silencio
y se despide del verde
rapartiendose en tristeza
que de tan triste es alegre
mientras el cielo aproxima
su repentino celeste.

Marzo azul, marzo dorado.
Verano que se disuelve.
Se van los últimos rostros
con las primeras crecientes.

(Letra: Carlos Barocela)

Febrero

Capricornio del verano
Solsticio de luz y fuego
El cielo se abre en vertientes
de oro fundido en febrero
mientras todo el aire parece
la incandescencia del cielo.

Verano: limón y arena,
límite final del tiempo.
Cuando cruzan por la orilla
arrodillando el silencio
las mujeres son de cuarzo
y su piel de cobre terso.

Verano: frágil urgencia
del amor y del deseo.
En el pecho de las dunas
abre su sed el silencio
y un cuchillo de semanas 
apura el auge del tiempo.
Todos los dioses estallan
juntos debajo del cielo
y en la cintura del agua
que de nupcial ya está en celo
el sol inventa mujeres
de marítimo desvelo.

Febrero tiene la urgencia
distante de un marinero
que ama y se va muy de prisa
para no atarse al recuerdo.
Y como es muy corto de días
y muy esquivo de tiempo
quiere hacer de cada hora
el doble de su misterio
obligándonos a un ritmo
tan de sal y tan de fuego
que doloridos y ansiosos
los ojos piden al cielo
una clemencia de sombra
y un reparo de silencio.

Espejismo de la playa.
Cuerpos de bronce cayendo
al filo del mediodía
que es brutal de tan sincero.
Sombrillas que se deshojan.
Carpas de refugio incierto.
Y en la garganta un apuro
de una sed siempre volviendo
en tanto la arena arrima
su animal de puro fuego
y el aire se resquebraja
como un pedazo de cuero.

Capricornio del verano.
Mapa impío de febrero.
Pero en el fondo del aire
siempre latente un secreto.

Letra: Carlos Barocela

Grito changa

Me ofrecieron conchabo 
para ir tirando, para ir tirando, 
el trabajo anda escaso, 
la paga estrecha 
y el lomo es ancho. 
Porque tengo a mis hijos 
que a puro brazo los estoy criando, 
me priendo a cualquier cosa, 
el hambre es mucho y el pan escaso. 
Clavo el hacha en el árbol, 
saco los yuyos, armo el andamio, 
no tengo oficio fijo, 
de muy chiquito, viví cinchando. 
Hoy no tengo derecho 
ni pa embromarme dentro el salario. 
El patrón ya me dijo 
que si me enfermo no se hace cargo. 
¡La pucha! Que valgo poco, 
si no me alcanza ni pa cigarro, 
y el hueso que llevo a casa 
dentro del pecho me está golpeando. 
Si me agarra la rabia 
y pego el grito, me estoy pensando, 
que mis pobres cachorros, 
no tienen culpa pa darles cargo. 
Que venga el sabio y diga 
si mi trabajo no vale de algo. 
Que el sabio me conteste, 
si pa tranquiarla no soy un galgo. 
Si el sabe todo eso, 
sabe de sobra que es poco el pago. 
Por saber tantas cosas, 
hacen que el pobre reviente de asco. 
¡La pucha! Que valgo poco, 
si no me alcanza ni pa cigarro, 
y el hueso que llevo a casa 
dentro del pecho me está golpeando. 
Si me agarra la rabia 
y pego el grito, me estoy pensando, 
que mis pobres cachorros, 
no tienen culpa pa darles cargo.

(Letra: José Larralde)

Seis años !

Hoy, 16 de Diciembre, recordamos a Gustavo que hace 6 años nos dejó físicamente pero su espíritu, su recuerdo y el gran ser humano y excelente persona que fue nos sigue acompañando día a día, en todo momento.

En el lugar en que te encuentres, te enviamos todo nuestro recuerdo, afecto, cariño y amistad sincera.

Todos los que tuvimos la suerte de haberte conocido !

Después de los despueses

Se enamoró de mis baladas suburbiales
igual que se enamoran
las miopes abogadas defensoras
de abyectos criminales.

Lejos de mí, colgarme agravios y medallas,
resabios y bypasses;
ella tenía marido, morbo, clase
Yo. . . un corazón canalla.

Hubo de todo, risas, duelos y querellas
caricias, disparates
hasta la luna en los escaparates me engañaba con ella.

Pero antes del después de los despueses
haciendo eses
aprendí a maldecir el deber
y a sentir sin saber
lo que nadie sabía
si pequé nunca me arrepentí,
guardo un maravedí de carmín todavía.

Agonía, garrafón, noche indigesta
a veces amanecía por detrás del botellón y de la siesta
confieso que merecían tus besos
una canción mejor que ésta.

Fue más urgente
el aguardiente del mañana
que el pan caliente de hoy
cuando el contestador dijo no estoy
bajamos la persiana.

Bendito infierno
La pasión según el Gabo
oxida y envejece
cobra vida en invierno
y amanece con cuernos y sin rabo.

Ningún traidor le fue con furcios al marido
profanando lo nuestro
el trabajo más sucio y más siniestro
fue cosa del olvido.

Peor es que después de los despueses
haciendo eses
maquille mi afición a llorar
solo el mudadal
apilando despojos
ni siquiera recuerdo el dolor que borró
un ascensor del color de sus ojos

Ducha fria, resacón y fin de fiesta
a veces amanecía por detrás del malecón y las orquestas
confieso que merecían
tus besos una canción mejor que esta

Agonía, garrafón, noche indigesta

Se enamoró,
se enamoró
y me enamoré yo.
Se enamoró,
se enamoró
y me enamoré yo

Se enamoró
y me enamoré yo.
Se enamoró
y me enamoré yo

(Letra: Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat)

Pasaba por aquí

La hora fue, sin duda, 
lo que me hizo subir, 
al ver aún encendida 
la luz en la ventana de David. 
No pienses que te espío, 
no llego a ser tan ruin; 
es torpe que tú creas 
que quiero sorprenderte en un desliz. 

Y bien, qué tontería, 
no soy nada sutil, 
si yo sólo pasaba, 
pasaba por aquí, 
pasaba por aquí, 
ningún teléfono cerca 
y no lo pude resistir, 
pasaba por aquí... 

Que esperas que te cuente, 
hay poco que decir. 
Tal vez me vaya un tiempo 
no aguanto este coñazo de Madrid. 

Te veo muy distinta, 
es nuevo ese carmín. 
Estás mucho más guapa, 
será que te embellece ser feliz. 

Qué cosas se me ocurren 
todo esto es tan pueril, 
si yo sólo pasaba, 
pasaba por aquí.
(Letra: Luis Eduardo Aute)

Entre poetas

Estos son los poetas que más quiero

los que dieron sentido a mi cantar,

los que duermen su sueño sin olvido

en el libro preferido que jamás se ha de cerrar.

 

Uno es aquél que con decir sencillo

puso en soneto la canción del grillo,

para que vivan sus notas cordiales

por mucho tiempo y en todos los manuales

o en la memoria de cualquier lector

que lo recuerde, que es mucho mejor.

 

Otro el que al aire de la medicina

le puso el trazo de su pluma fina,

el buen poeta que con sus primores

cantaba el alma de “San José de Flores”

y se dolía viendo alrededor

tantos balcones y ninguna flor.

 

Este nos cuenta con palabra bella

como es de triste la ciudad sin ella,

mientras nos lleva por verso pareado

a la delicia de estar enamorado;

huellas que avanzan juntas y a la par

para decir la plenitud de amar.

 

Bajo las aguas del Río Salado

hay un castillo siempre lloviznado

y en el castillo un solo habitante

que se pasea sereno y elegante

imaginando su mejor canción

para el oeste de su corazón.

 

Con una estrofa que me queda alcanza

para dejarles una adivinanza,

les dije cuatro de los que más quiero

entre los muchos poetas que prefiero,

va para ellos con esta canción

el homenaje de mi corazón.

(Letra: Carlos Barocela)

 

 

 

 

Olor a pasto verde

Olor a pasto verde

hay qué fragancia linda !

andar por el verano

muchacho todavía;

trepar el árbol alto,

mirar la tarde limpia,

y regresar a casa

de descubrir la vida.

Vivían los abuelos

en un tiempo sin prisa,

quedaba el horizonte

muy lejos todavía;

hacerme carpintero

pensaba cuando grande,

y hallar en la madera

la veta de mi padre.

Después se vino el hombre

para inventar mis días,

y se quedó el muchacho

sin una despedida;

crecimos con el tiempo

luchando con la vida,

y olor a pasto verde

hoy siento todavía.

Amigos de la infancia

doblaron en la esquina,

tal vez no habrá regreso

para un camino de ida;

el chochi con la muerte

se fué con tanta vida,

y nos quedamos solos

de infancia dolorida.

Después se vino el hombre

para inventar mis días,

y se quedó el muchacho

sin una despedida;

crecimos con el tiempo

luchando con la vida

y olor a pasto verde

hoy siento todavía.

A golpes con la suerte

después de cada herida,

olor a pasto verde

hay qué fragancia linda!

(Letra: Eduardo Cerrillo )